Luis de Aranda
[8] Al parecer Aranda permaneció como seise muchos años después de haber mudado la voz, cosa poco habitual en las catedrales españolas.Los exámenes fueron durísimos tanto en composición, como en técnica musical o en la dirección del coro, además de ser públicos y presididos por el arzobispo Pedro de Castro y Quiñones.[8] El cabildo lo tuvo en gran estima, lo que no impidió tener algunos problemas con algunos canónigos específicos.Esto le llevó a escribir un memorial en su propia defensa en el que explica sus pensamientos sobre su música y que se conserva manuscrito de su puño y letra.[1] La mayor parte de su música se ha perdido, pero el musicólogo José López Calo afirma que las pocas que se conservan, todas probablemente anteriores a 1600, son de una belleza extraordinaria.