Con sólo 12 años y ya instalado en Murcia, trabaja como aprendiz en una tienda de ultramarinos de Juan Antonio Garrigós, donde conoce a Pedro Flores, que era cliente, y a Clemente Cantos que trabajaba en otra.
[1] Compartió un primer estudio con algunos amigos, pero fue más tarde, hacia 1915-1916, cuando encontraron un piso destartalado en un caserón antiguo de la calle Riquelme y allí montaron su estudio el grupo de artistas amigos que más tarde alcanzaron prestigio fuera de Murcia: José Planes, Clemente Cantos, Antonio Garrigós, Pedro Flores, Joaquín García, Victorio Nicolás, Almela Costa, etc.
Escribe Garay: “La amistad de estos dos finos escritores y excelentes amigos siempre fue muy provechosa a nuestra formación intelectual”.
Rehabilitado en 1943, regresó a su puesto en la Escuela y ese mismo año obtuvo el premio Villacís, que otorgaba la Diputación Provincial.
Su amigo José Ballester Nicolás, escritor, periodista y crítico de arte, que conoció su evolución artística desde su juventud, escribió sobre él: Ya en su juventud mostró interés por el teatro llegando a trabajar de apuntador.