Luis Fernández Roces

Le gustaban mucho las matemáticas, y combinaba su afición hacia ellas y hacia el fútbol realizando combinaciones reducidas para las quinielas, como el mismo escritor relata en una entrevista realizada por J. Cuevas en el mismo diario.[4]​ En su infancia y adolescencia su pasión por la literatura se tradujo en las visitas a la biblioteca de Carbayín y a los pocos libros de la colección familiar, del que se destacaba Un capitán de quince años del escritor francés, Julio Verne.Más tarde trabajó en la fábrica de Ensidesa en Veriña (actual ArcelorMittal Asturias).[2]​ La ciudad le serviría de marco para sus novelas El buscador y La borrachera.Para algunos críticos, como José Luis Argüelles, la faceta poética de Fernández Roces era su vocación más arraigada y constante.