Su actuación política inicial fue opuesta al roquismo y así intervino en la revolución que estalló el 26 de febrero de 1880, promovida desde Buenos Aires y dirigida por Lisandro Olmos contra el gobernador de Córdoba Antonio del Viso y Juárez Celman, quienes fueron capturados por los sublevados en la sede del gobierno por entonces en el Cabildo de Córdoba y consiguieron salvarse prometiendo la impunidad a los rebeldes, bajo amenaza de muerte.
[2] Se trasladó luego a Entre Ríos; allí volvió a la actividad política y fue elegido intendente de Gualeguay, primero, y diputado provincial, después.
En 1887 comenzó su carrera judicial en Buenos Aires como agente fiscal y continuó dos años después como juez correccional.
De esta última etapa no hay elementos de juicio sobre su pensamiento jurídico ni político y transcurre sin que planteara disidencias.
En 1923 presidió la Asamblea constituyente que reformó la Constitución de Córdoba.