En este largo romance, el poeta se dirige al Alférez Mayor de Oviedo intentando venderle un caballo.
La creación literaria en asturleonés durante el siglo XVII no es un fenómeno exclusivo de Asturias.
Destaca en esta primera etapa el origen social elevado de los autores asturianos mencionados.
Tras el Barroco, se abre un gran período para la literatura en asturiano, que es el coincidente con la Ilustración Asturiana, un período de gran desarrollo intelectual y literario con respecto a siglos pasados.
Se le suele atribuir el poema anónimo Señor Conde 'Campumanes, fechado en 1781.
José Caveda y Nava es sin duda el referente literario para las generaciones futuras, tanto por los poemas que escribe como por su función de antologista.
Su obra no es muy extensa pero representa la cumbre poética del siglo XIX asturiano, pudiendo clasificarla temáticamente en poesía religiosa (A María Inmaculada, Al Niñín Jesús, Venite ad me, A María y Refugium peccatorum); de carácter paisajístico (Cantar y más cantar, La fonte de Fascura, La vida del aldeanu) y de otros temas (L'amor del hogar, A so maxestá la reina Sabel Segunda, Arreglu de cuentes).
También tradujo al asturiano tres odas de Horacio: Beatus ille, Maeccenas atavis y Cum tu, Lydia, Telephi.
Teodoro Cuesta representa la corriente popular y es el poeta más conocido e influyente.
En su extensa obra podemos encontrar poesía satírica, costumbrista, religiosa y de circunstancias.
En esta época, en Miranda, se estilan las traducciones, con el objetivo de crear allí una base escrita para la lengua.
Fernandes Monteiro es también quien comenzó la prosa en mirandés, publicando en el periódico O Mirandez los primeros cuentos originales escritos en mirandés: La Despedida, Mala Bida y Deixai Casar l Rapaç, además del poema L Cántaro de Juana.
Son los poetas Pepín de Pría (Nel y Flor y La fonte del cai), Constantino Cabal (L'alborá de los malvises), Marta Balbín, Constantino Cabal o Daniel Albuerne, y los dramaturgos Pachín de Melás, Eloy Fernández Caravera o Fabricio.
Este grupo crea en 1919 una Real Academia Asturiana de Artes y Letras, que no va a tener ninguna operatividad.
Las dos últimas décadas de su vida las dedica al estudio del asturiano, recogiendo datos para un diccionario general, elaborando otro de la rima, una gramática... y componiendo muchos poemas que hoy siguen en su mayor parte inéditos.
También destacó Nené Losada Rico, cuya obra bebe en la tradición oral, que compone Cantares Valdesanos y publica también los poemarios Entre apigarzos, El nome de las cousas y la antología Fueyas que reverdecen.