Literatura LGBT de El Salvador

[3]​ En 2004 se publicó el poemario Injurias y otros poemas, del escritor Ricardo Lindo Fuentes, considerado tradicionalmente como la primera obra salvadoreña de temática abiertamente homoerótica.[6]​ Esta última, en particular, tuvo una buena recepción crítica y fue galardonada con el Premio Centroamericano de Novela Mario Monteforte Toledo.[10]​ Gracias a las transcripciones de mitos del pueblo Pipil publicadas por el explorador alemán Leonhard Schultze-Jena en 1930,[11]​ se cuenta con representaciones literarias de relaciones sexuales entre personas del mismo sexo en idioma náhuat-pipil.Entre sus parejas destaca una mujer identificada como lesbiana y que toma el papel de «Romeo», mientras Luis se convierte en su «Julieta».[2]​[13]​ Otro caso de un personaje masculino que es criado como mujer ocurre en la novela ¡Justicia, señor gobernador!, publicada en 1960 por el escritor Hugo Lindo.Por medio de las conversaciones de Mercedes con el abogado José Amenábar, el lector descubre que Mercedes había nacido como un hombre biológico, pero que su madre había decidido criarla como una niña.[9]​ En años posteriores, Escudos incursionó en la literatura transgénero con los cuentos «Memoria de Siam» (2008) y «Nights in Tunisia» (2010).[28]​ En años recientes, las narrativas con personajes transgénero han continuado centrándose en historias con finales trágicos.[30]​ En 2018, la escritora Claudia Hernández publicó la novela El verbo J, que tiene como protagonista a una mujer transgénero de clase social baja que abandona El Salvador para emigrar a Estados Unidos.No obstante, posteriormente se infecta de VIH y no sigue el tratamiento adecuado, por lo que con los años la enfermedad avanza y para el final de la novela se asume que está próxima a morir.[33]​ Injurias y otros poemas representó, además, una ruptura con la poesía salvadoreña de la época, que tradicionalmente había evitado tocar temas considerados tabú.[35]​ El mismo Lindo publicó un segundo libro de poesía con temáticas LGBT en 2010, titulado Bello amigo, atardece....[36]​ Otro reconocido escritor de poesía LGBT es Alberto López Serrano, con obras como Y qué imposible no llamarte ingle (2011)[22]​ y en particular con Cantos para mis muchachos (2014).[37]​ La poesía lésbica también ha contado con varias representantes en el país, entre las que destacan las escritoras Silvia Matus, Kenny Rodríguez y Marielos Olivos.