Fernando (1018-1065) tomó el trono de Castilla cuando tenía solo doce años, un título que al parecer ya habían pactado leoneses y castellanos.
Este contrajo matrimonio con Sancha (1018-1067), la hermana del rey de León Bermudo, en 1032 por intereses territoriales cuando ambos apenas eran adolescentes.
Sin duda una de las páginas más bellas es la del alfa, en la que comienza el diurno como era costumbre en los libros sagrados.
Además de estas ilustraciones, debemos destacar dos escenas: “La primera de ellas es una iluminación donde se produce la entrega del libro al rey Fernando, mientras se dirige con su mirada a la reina Sancha a la derecha.
Es especialmente relevante esta escena puesto que se trata del primer retrato regional de la monarquía española.
En esta aparece una figura en el interior de un espacio creado por dos letras con composiciones geométricas intrincadas junto a motivos animalísticos.
Esta idea se repite en otra obra que encargaron estos reyes en el año 1047, el Beato de Fernando I y doña Sancha, concretamente en la escena del laberinto donde se recogen las firmas de ambos reyes de manera igualitaria, puesto que Sancha también desempeñó un papel muy importante en el ámbito político.