[3][7] En torno a 1540, Juan del Bosque, rey de armas, con algunos de los más antiguos debió elaborar uno que, una vez fallecido, su viuda llevó consigo a Aragón, bien el libro, bien los borradores o minutas del mismo.
No debió surtir efecto ya que nuevamente en 1561 volvieron a hacerlo en las Cortes de Sangüesa obteniendo respuesta del rey: «Ordenamos y mandamos que para adelante no se saquen escrituras originales del reino por los visitadores».
Para prevenir su deterioro, se elaboró una copia de inferior calidad realizada simultáneamente a la original que desde entonces se entregaba a los reyes de armas que fueron relevándose en el puesto hasta principios del siglo XIX.
[7] Respecto a sus características físicas es un grueso volumen, encuadernado en pergamino, con 212 folios numerados, siendo más de la mitad certificaciones heráldicas añadidas posteriormente.
También la encuadernación que presenta es posterior, no es la original, ya que en 1968 se realizó una restauración general del libro, para «detener el proceso de deterioro del ejemplar» y se añadieron dos tiras de piel usadas como cierre.
En muchos casos, se aprecia en la labor del recopilador un esfuerzo por agrupar los escudos según la pieza heráldica principal.