En 1670 sacó en Madrid, en la imprenta de Mateo de Espinosa y Arteaga, su obra más citada: L. Anneo Séneca, ilustrado en blasones políticos, y morales, y su impugnador impugnado de sí mismo, tratado dedicado a Juan José de Austria cuyo retrato aparece en el frontispicio, grabado por Pedro de Villafranca.
Baños respondía con ella a la obra del cronista Alonso Núñez de Castro –a la que ya había replicado Diego Ramírez de Albelda–, Séneca impugnado de Séneca en questiones políticas y morales (2ª edición, ampliada, 1661), en la que Núñez de Castro destacaba las contradicciones en las que a su juicio había incurrido Séneca.
En su férrea defensa de la superioridad de la sangre y en abierta polémica llegaba a afirmar que Cristo prestó poca atención a «gente tan baladí como esta plebe».
[4] La nobleza, dirá, es el brazo derecho del rey: «Príncipe a quien le falta el brazo derecho de los nobles no diga que tiene espada para defender su reino y castigar los rebeldes».
A la magestad católica del Rey nuestro señor Don Carlos segundo de este nombre El Deseado, Monarca glorioso de dos Mundos , en Madrid, por Francisco Sanz, 1674, en la que defendía la figura del valido como necesaria al rey y a sus súbditos.