Los peregrinos que deciden hacer en tierras españolas el Camino de Santiago francés hasta Compostela pueden elegir dos rutas a partir de los Pirineos: Son dos vías casi paralelos que van a encontrarse en Puente la Reina (Navarra).Es a partir de los Pirineos cuando estos caminantes empiezan a encontrarse unos con otros en su andadura, en los albergues (hospitales de antaño), en los monasterios, en las ventas o casas particulares que les dan posada, y en la propia ruta cuando hacen un alto para descansar o comer algo.[2] Desde la Edad Media hasta la época del siglo XXI estos encuentros han sido atractivos y en muchos casos el origen de una gran amistad.Desde la Edad Media se ha tenido por costumbre contarse los unos a los otros historias, experiencias propias, oraciones y leyendas, estas últimas apoyadas casi siempre en milagros realizados por el «señor Santiago», la Virgen u otros santos queridos y venerados en la Edad Media.[3] La acción tiene lugar en el Alto del Perdón, a pocos kilómetros de Pamplona.Y se produce el milagro: Santiago con ropaje de peregrino recoge al moribundo y le traslada a la famosa fuente dándole de beber con su vieira.Una familia compuesta por los padres y su hijo Hugonell viajaban desde Xanten en Alemania recorriendo el camino de Santiago.Al igual que todos los peregrinos se iban alojando en los albergues llamados hospitales y también hospederías o en los mesones.Entonces la criada quiso vengarse y robó una copa de plata que introdujo dentro del zurrón del muchacho y después le acusó de hurto.Este era un delito muy grave que se castigaba con la horca como así sucedió pese a las súplicas de los padres; su único recurso fue rezar y pedir a Santiago algo de consuelo.Y dice, «Vuestro hijo está tan vivo como este gallo y esta gallina que me disponía a comer antes de que me importunarais.» En ese momento se produjo otro milagro pues las aves saltaron del plato, el gallo cantó y la gallina se puso a cacarear.