Ley del máximum general
La ley del máximum general (en lengua francesa loi du maximum général) fue una ley promulgada durante la fase más radical de la Revolución francesa que instituyó un máximo para precios, salarios y beneficios.[1] Los intentos de regular la vida económica y fijar precios máximos son muy antiguos.[1] Enfrentados a la crisis de subsistencias, más o menos constante durante toda la Revolución,[4] y al alza vertiginosa de los precios a causa de la devaluación de los asignados (assignats, papel moneda), los sans-culottes parisinos, dirigidos por los enragés y los hebertistas, impusieron a la Convención una nueva ley, que fijaba también máximos para la carne fresca y salada, tocino, mantequilla, aceite, ganado, pescado salado, vino, aguardiente, vinagre, sidra, cerveza, madera de calefacción, carbón, velas, aceite de quemar, sal, sosa, jabón, potasa, azúcar, miel, papel blanco, cuero, hierro, plomo, acero, cáñamo, lino, lana, tejidos, materias primas necesarias para las fábricas, zapatos, colza, coles y tabaco;[5] y bloqueaba los salarios prohibiendo su rebaja.Variable según las regiones, el máximum para los géneros de primera necesidad era en general mayor en un tercio a los precios corrientes en 1790.[7] No obstante, en lo que sí tuvo éxito la ley del máximum general fue en desviar un asunto político sensible fuera del Comité de Salud Pública y la figura de Maximiliano Robespierre, permitiéndoles dedicarse más a fondo a su propia y ambiciosa agenda política.La section des Gravilliers, dominada por los hebertistas, sostenía la Convención contra la Comuna, declarada en abierta insurrección.