Libertad económica

En la formulación clásica de Adam Smith el ser humano se concibe como un individuo cuya motivación es «huir del dolor y buscar el placer» (hedonismo), lo que le hace conducirse, como empujado por una mano invisible hacia el bien común cuando se le deja en libertad (La riqueza de las naciones, 1776).

Sin embargo sus defensores sostienen que la libertad económica es parte de los derechos individuales inalienables a los seres humanos, y que regularla o prohibirla supone entregar más poder al Estado, cómo sentenció Ludwig von Mises «o la demanda de los consumidores al manifestarse en el mercado decide para qué propósitos y cómo deben ser empleados los factores de la producción, o el Gobierno se encarga de estos asuntos».

Durante tres décadas, el keynesianismo fue la teoría más cercana a constituirse en paradigma dominante, con autores como Joseph Alois Schumpeter o John Kenneth Galbraith (introducidos en España por Fabián Estapé, comisario del Plan de Desarrollo).

Tras la crisis, la reconversión y reestructuración industrial, se sucedieron las privatizaciones de empresas públicas en los países europeos.

Como fenómeno a escala mundial, se ha extendido mediante la globalización, con mayor o menor pureza conceptual, en el crecimiento acelerado de los NIC (países recientemente industrializados), los cuatro conocidos como BRIC (Brasil, Rusia, India y China) y las llamadas economías en transición (los antiguos países comunistas).

El Índice de Libertad Económica de 2021 de la Fundación Heritage . En verde, los países con mayor libertad económica y en rojo los países con menor libertad económica.