Las Tesmoforiantes

Eurípides se entera de que las mujeres de Atenas están conspirando para decidir su destino, enfadadas por cómo se las retrata en sus tragedias: aparecen como locas, asesinas, ninfómanas y suicidas (incluso sus protagonistas más favorecidas).

Eurípides, en una graciosa escena, lo afeita, lo viste con las ropas de mujer que Agatón le había prestado, y lo envía a las Tesmoforias.

En la asamblea, las mujeres expresan por turnos su desagrado por Eurípides, sobre todo porque sus maridos ya no se fían de ellas tras haber visto sus tragedias.

Entonces este coge una bota de vino, y pretende pasarla por un bebé al que tomó como rehén, pero no le sirve.

Esta primera triquiñuela les falla, así que ahora lo intentan con una escena de Andrómeda.