[2][1][3] Los misioneros españoles, en particular los franciscanos, trajeron a América la devoción por la Virgen María y su Inmaculada Concepción.
Los frailes franciscanos oficiaban rezos de la novena a la Inmaculada Concepción, repartiendo la tradicional gorra.
Esta tradición gustó mucho a la ciudad de León, solidificando ahí la devoción Inmaculista.
Así se fue desarrollando la noche de gritería, que para mediados del siglo XVIII estaba bien establecida en León.
Una anécdota que describe el historiador Edgardo Buitrago narra el origen del famoso grito ¿Quién causa tanta alegría?
Narra el historiador Nicolás Buitrago Matus que apenas se rezaba tristemente en los aposentos.
Se realiza frente a Catedral una alborada con pólvora, gigantonas, filarmónicos y toros encuetados.