El municipio contiene once poblaciones situadas generalmente en los valles de Vianya y del Bach, y la mayoría se originaron alrededor de una iglesia románica.
La capital del municipio es Hostalnou de Vianya, y La Caña es el pueblo más habitado.
[3][4] En el siglo XIX también se utilizó Vianya (Viaña en castellano), forma que pasó a ser la habitual hasta la Segunda República, cuando se recuperó Bianya.
En julio de 1939 se vuelven a utilizar las formas Vianya y Viaña, hasta que con la recuperación de la democracia, se vuelve a Bianya.
[3] El origen del nombre no está claro, habiendo dos hipótesis principales, una decantándose más por la forma con V y la otra por la forma con B: Otras teorías menos aceptadas lo relacionan con el nombre de lugar céltico Vianna (que se conserva bajo la forma Vienne en muchos nombres de poblaciones francesas),[4][7] con el nombre personal Albiniana,[3] o con el antropónimo árabe Abu Gàniya.
La implantación del condado provocó la organización del territorio en villas o distritos rurales, donde se construyeron grandes casas señoriales, y en grandes masías (villare), destinadas a conreadores de la tierra.
Cada parroquia o vecindario tenía dos cónsules representados que se encargaban de la gestión del territorio que representaban, y cada fin de año todos los cónsules se reunían en la iglesia de Santa Margarita de Vianya, donde escogían los nuevos cónsules para el nuevo año y se escogía el almotacén.
A partir de los años 1950 se inicia una gradual recuperación económica que permitió la construcción de varios puentes que mejoraron las comunicaciones entre diferentes pueblos y masías diseminadas.
[3] El primer alcalde después de la vuelta a la democracia fue Ernest Nogareda.
Entre el censo de 1857 y el anterior, crece el término del municipio porque incorpora a 175029 (Castellar de la Montaña), 175117 (SanMartín del Clot) y 175154 (Vall del Bach).Entre el censo de 1970 y el anterior, crece el término del municipio porque incorpora a 17517 (San Salvador de Vianya).
Los conreos son principalmente de secano y en su mayoría producen maíz y forraje, mientras que el regadío se limita a los productos de la huerta.
Junto con las tradicionales actividades agrícolas encontramos una industria diversificada, con una buena oferta de suelo industrial.
Destacan el sector textil, el alimentario, el de la madera, el del metal y sobre todo, el químico, con la fabricación de materiales plásticos y productos farmacéuticos veterinarios.
Hasta el principio del siglo XX, en los bordes de los ríos había 11 molinos harineros.
Los bellos parajes naturales y los monumentos históricos han favorecido el impulso del turismo rural en el municipio.
[21] La buena situación económica del municipio se reflejó en un estudio en el que obtuvo la máxima puntuación entre todos los municipios de Cataluña y la octava de España.