Almotacén

Almotacén o fiel almotacén era la denominación de los inspectores de los mercados y talleres andalusíes cuyo puesto como funcionario público aumentó en responsabilidad y autonomía desde los tiempos del emirato de Córdoba (siglos VIII al X) hasta que su figura desaparece en el siglo XIX.[1]​ La palabra deriva del árabe hispánico almuḥtasáb, y ésta del árabe clásico muḥŏtasib («el que gana tantos ante Dios con sus desvelos por la comunidad»).Sin embargo este oficio fue adquiriendo las funciones del zabacoque, hasta que el almotacenazgo pasó a ser un puesto voluntario y no remunerado, y fue especializándose hasta incluso requerir (en 1086) ser alfaquí necesitando por ello los conocimientos jurídicos necesarios.La figura se extiende por los reinos hispano-cristianos con los nombres de almotacén, fiel del rastro o almotacín (mostassà o mostassaf en Cataluña y Valencia);[2]​ como quienes se encontraban a cargo de la vigilancia y comprobación del ajuste exacto de los pesos y medidas en las transacciones públicas, en especial en los mercados.Fueron comunes en Al-Ándalus, los reinos de Castilla, Murcia, Aragón y Valencia, y en muchos casos las ordenanzas municipales regulaban su actividad en cada villa.