Sus límites no se corresponden con una división administrativa, sino con una demarcación histórico-tradicional y geográfica.
Los ríos discurren por la parte más baja mientras que las poblaciones suelen estar sobre la penillanura, sólo los poblados del Salto de Aldeadávila y del Salto de Saucelle están a cotas bajas.
[4] Comprende 7 municipios: Aldeadávila, Masueco, Mieza, Pereña, Saucelle, Villarino de los Aires y Vilvestre.
Los orígenes poblacionales de la comarca se remontan a la Prehistoria, hecho que corroboran un menhir fálico y el yacimiento arqueológico del Castillo de Vilvestre, lugar en el que se hallaron pinturas rupestres y un taller neolítico que algunos expertos consideran el más importante de España.
[8] De esta época son también las hachas pulimentadas y pinturas rupestres (denominadas La Procesión) encontradas en la zona del Agua Santa en Saucelle.
Habló con gran cariño de todos estos lugares en el relato (1898) que mandó a la revista bilbaína Ecos Literarios.
[15] Finalmente, cabe destacar la construcción de las grandes presas en el río Duero a mediados del siglo XX.
En esta zona se habla mayoritariamente castellano pero existe una profunda y arraigada influencia del leonés, ya que antiguamente se utilizaba como lengua vehicular un dialecto de este, el habla riberana.
[18] En el caso de Las Arribes todavía son abundantes las palabras, giros y expresiones propios del leonés en el habla cotidiana, siendo más abundantes cuanto mayor es la edad del hablante, hecho que llevaba al catedrático Antonio Llorente Maldonado a calificarla como un habla «De eminente carácter dialectal leonés occidental, con abundantes rasgos arcaizantes».
Este animal, muy representativo de las arribes, está esculpido junto con la canción frente a las escuelas del pueblo.
[23] La típica casa riberana presenta una fachada de pared única ya que se sitúa junto a otras edificaciones adyacentes.
En algunos casos en lugar del balcón existe una ventana adornada con dos «morillos» o piedras a modo de alféizar.
También en la primera planta podía existir una cuadra para el burro o una bodega apenas sobreexcavada.
En ella se colocaban una o dos «alcobas», camas separadas por unas cortinas y unos tabiques estrechos.
[23] En Villarino era común dedicar la primera planta al uso exclusivo de pocilgas, cuadras, pajares y/o bodegas.
Por este motivo, las casas que se organizaban de esta manera presentaban un exterior distinto.
En lugar del imponente balcón, tenían dos puertas en fachada, una para la primera planta y otra para la segunda, la zona habitable, a la que se accedía por una escalera exterior desde la calle.
Los chozos son construcciones abovedadas, de planta circular, que servían para refugiar de la lluvia a los pastores a los que les sorprendía en mitad del campo.
En los años 70, se construyó la presa de Almendra, así como su central hidroeléctrica, situada en Villarino.
[2] Sólo durante esos años se vio un proceso de crecimiento demográfico.