Un pabellón vecino remozado en fecha reciente exhibe una colección de tapices y acoge exposiciones temporales.
Por su frente interior toda esta puerta ha sido pintada de colores blanco y verde, en un vistoso contraste.
La puerta lateral, ubicada en otro punto del perímetro, da más énfasis al trabajo de hierro forjado; dos grandes pilares delimitan la reja central y los coronan sendos leones alados.
Este es sin duda el espacio más ostentoso de la casa; pensado para las grandes citas sociales, las hojas de sus puertas se cubren con grandes espejos y las paredes adoptan formas arquitectónicas mediante boiseries pintadas en oro y tonos claros.
La casa guarda además un fondo bibliográfico que ha sido estudiado por la Universidad de Oviedo.
Fortunato de Selgas la adquirió a bajo precio, ignorando su autoría; que fue descubierta en 1993 por el experto Jesús Urrea.
El primer edificio alberga diversos tapices, casullas y demás ejemplos de textiles antiguos.
En él hay caminos irregulares, grutas artificiales, estanques, ríos y puentecillos.
Por último, el jardín inglés se halla en la zona oriental del recinto, con un trazado más irregular y plantaciones de árboles exóticos, junto a amplias praderas; recorre este espacio un río que va formando lagos, y acoge también un templete clásico sobre una gruta de rocalla con acuarios en su interior.
La Quinta se abrió como museo en 2002 y ha llegado a recibir unas 24.000 visitas al año.
Debido a reparaciones graduales y cuestiones logísticas no suele abrir de manera continuada.