También Epicuro poseía un jardín, por donde paseaba e impartía sus enseñanzas y el cual legó a Hermarcus de Mitileno.
Los jardines antiguos más sobresalientes en el mundo occidental fueron los de Ptolomeo, en Alejandría, y la afición por esta práctica fue llevada a Roma por Lúculo.
Después del siglo IV, Bizancio y los árabes en España mantuvieron viva la práctica de la jardinería.
[1] En la Francia de finales del siglo XVII se desarrollaron los parterres franceses alcanzando su punto álgido con André Le Nôtre.
Los siguientes nombres, en orden cronológico aproximado, contribuyeron a la historia de los jardines tanto como exploradores botánicos, diseñadores, jardineros o escritores.