Se gastó 12 millones de dólares y fue financiado por la Armada de Chile, la familia Luksic y otras empresas, convirtiéndose en el más caro en la historia del cine chileno.
El coste por construir las réplicas del Huáscar y la Esmeralda alcanzó los US$ 3 millones.
[1] La réplica de la corbeta Esmeralda realmente se iba hundiendo al rodar los espolonazos del Huáscar.
En 2007 hubo un pequeño altercado entre chilenos con políticos peruanos a raíz de una supuesta réplica que Chile haría sobre del Huáscar.
[3] El altercado revivió a fines de 2009 al saberse que el alcalde de Mejillones, la ciudad frente a la cual se desarrolló el combate de Angamos en el que se capturó al Huáscar, deseaba adquirir el set flotante (estrictamente hablando no era una réplica, porque carecía de todo detalle interno; era básicamente una cáscara semejante al monitor peruano) para convertirlo en museo.