Las mayores precipitaciones se recogen en otoño y primavera, aunque la pluviometría anual es de solo unos 380 mm.
La flora y la fauna de La Encina son las características del Sistema Prebético Externo.
Dentro del reino Plantae predomina el matorral y el manto herbáceo formados por la stipa barbata (muy rara en la Comunidad Valenciana),[2] la sabina, el labiérnago, el lentisco, el romero, la aliaga, el tomillo, el esparto, etc.
Entre los mamíferos hay que mencionar la liebre, el conejo, el erizo, el murciélago, el zorro y el jabalí.
En 1852 comienza la actividad ferroviaria en La Encina al concederse la construcción del ferrocarril Almansa-Alicante, que uniría definitivamente Alicante con Madrid por tren.
Sin embargo, esta iniciativa es rechazada alegando que si se aprobase dicha petición, la solvencia económica del Ayuntamiento de Villena se vería mermada, al tratarse de las partidas más ricas del término municipal.
Destacan, además de las viviendas edificadas para albergar a los ferroviarios (como el Pabellón del Norte, la calle Alameda o las Casas Nuevas), las siguientes construcciones: Aparte del patrimonio ferroviario también cuenta con varios yacimientos arqueológicos, entre los que destacan: Entre la gastronomía típica de La Encina sobresale la repostería.