En su juventud fue pobre, pero destacó por su laboriosidad, así como por su forma de ser afable y simpática.
Se trasladó a Atenas, y se sumó a la Academia Media, según una historia simple citada por Eusebio[1] y escrita por Numenio, porque la facilidad con la que sus sirvientes le robaban sin ser descubiertos le convenció de que no se podía confiar en el testimonio de los sentidos.
El lugar donde se daban sus instrucciones fue un jardín, llamado Lacydeum (en griego Λακύδειον), mandado construir por su amigo Atalo I de Pérgamo.
Renunció a su cargo en el 216 o 215 a. C., debido a problemas de salud, y durante sus diez últimos años de su vida la Academia estuvo dirigida por un consejo dirigido por Evandro y Telecles, quienes le sucedieron en la dirección conjunta de la Academia después de su muerte en el 206 o 205 a. C. Según Diógenes Laercio[2], murió por beber en exceso, pero la historia fue desacreditada en el elogio de Eusebio[1] donde afirmaba que era moderado en todo lo que hacía.
[3] Se dice que escribió tratados, incluido uno titulado Sobre la naturaleza,[4] pero no ha sobrevivido nada.