Entre sus primeros objetivos estuvieron recuperar las tradiciones que por aquellos tiempos se habían perdido en las celebraciones de la Semana Santa salmantina, como eran el Acto del Descendimiento o la Procesión del Resucitado.
Las cofradías que fueron creándose después de 1942 se han ido integrando en el órgano rector.
La nueva organización pasó a tener un presidente laico elegido por las cofradías, según el anterior reglamento anterior el presidente era el obispo de la diócesis.
A efectos formales, el Ayuntamiento concedía los permisos como si de una manifestación política se tratase.
Un nuevo cambio de estatutos, realizado en 2016, le dio su denominación actual.