Julio Alarcón y Meléndez
Huérfano de madre desde niño y con el padre impedido, pasó la infancia y adolescencia en Córdoba, donde estudió seis años violín con un profesor de música local.De esa primera época son sus obras de marcado acento romántico, algunas publicadas en Sentimientos, su primer libro, otras en la prensa[6] y otras, entre ellas las tragedias Racchat, Narcisa y Una ópera, que no llegaron a representarse ni a la imprenta o que fueron destruidas por el propio autor al considerarlas grotescas.Desde 1886 hasta 1900 residió en Bilbao, dirigiendo la publicación El Mensajero del Corazón de Jesús hasta 1890, cuando fue sustituido a causa de sus ideas integristas, y el movimiento Apostolado de la Oración para España hasta el año 1897 en que se suprimió ese cargo.Desde un talante integrista[9] y con estilo culto, ingenioso y festivo que aligera el calado de los conceptos expuestos, su amplia producción literaria abarca desde poemas hasta artículos apologéticos, pasando por estudios críticos, biográficos, sociológicos y religiosos.Una calle de Córdoba, su ciudad natal, lleva el nombre «Julio Alarcón» en su honor.