Nació en un pequeño pueblo del cual se fue cuando eran joven hacia Acapulco y Ciudad de México buscando una mejor vida.
Su trabajo ha sido reconocido con premios y su afiliación al Salón de la Plástica Mexicana.
[1][2] Sus padres eran campesinos, cosechaban algodón, chile, tabaco, semillas de sésamo, plátano entre otros.
Ella le dio una tarjeta para presentarse a Antonio M. Ruíz, en ese entonces director de La Esmeralda.
Sin embargo, Orozco Romero la convenció de que recibir clases le quitaría espontaneidad.
[5] Tres libros han sido escritos sobre su vida y obra Los colores mágicos de Julia López (1995), Fiori e Canti, Nella Pittura di Julia López (1996, in Italian) y Dueña de la luz (1998).
Ella pertenece a la Generación de la Ruptura pero su trabajo se considera parte del movimiento Muralismo mexicano.
[3][4] Su trabajo ha sido descrito por tener una cualidad indígena y exaltar los placeres simples de la vida.