Juan Ruiz de Arce
Estuvieron toda la noche buscando una salida efectiva que les diera el triunfo en tan difícil situación.En su cautiverio, el inca mostraba una prudencia asombrosa, se interesaba por las costumbres de los españoles y aprendía con prodigiosa rapidez.Ya habían pasado más de seis meses desde que prendieran al Inca; su inquietud era desesperada y su futuro incierto.Almagro y los oficiales reales eran partidarios de ejecutarlo aduciendo que era un peligro mantenerlo vivo.Por un lado, en Cajamarca, una vez repartido el oro, nada tenían que hacer ya los españoles, la mayoría quería emprender el camino para llegar a Cuzco; por otro lado había rumores de que las fuerzas quiteñas del general Ramuñavi se estaban acercando para liberar al Inca, y éste, al final, se convertía en un estorbo para los españoles, porque llevarlo hasta Cuzco les hubiera supuesto un grave problema ya que lo más seguro era que las fuerzas del general Ramuñavi intentaran rescatarlo.En una precipitada reunión y con una apresurada decisión se acabó tomando la determinación de ajusticiar al Inca.Pizarro estaba abatido ya que se vio forzado a admitir la condena del Inca.Por otro lado, políticamente era obligado alcanzar la capital de aquel rico imperio para establecer la base central del gobierno hispano.Unos días después llegaban a Jauja, encontraban ricos tesoros y la convertían en la primera ciudad cristiana de Perú.Desde Jauja hasta Cuzco los españoles recibieron la colaboración del pueblo indígena, puesto que los guerreros quiteños del general Ramuñavi, en su huida hacia el sur, iban haciendo estragos entre los pobladores y arrasando aldeas y puentes.Después de su estancia en Madrid, llegaba a Alburquerque y casaba con doña María Gutiérrez.En 1542 ofreció sus servicios a la Corona durante la guerra con los franceses, según lo hizo constar ante escribano en Zaragoza.