Juan Borja y Lizarzaburu

Por lo que, recurriendo a una hoja volante le rebatió: “...mi hermano no es aventurero; aventureros son los que sin una moneda, sin otra recomendación que su osadía, aparecen en Quito de repente y se casan con mujeres ricas, sean o no viejas y feas...” Siendo esta inconfundible mención a su vida privada lo que encolerizó profundamente a García Moreno, al punto de jurarle, por ello, eterna venganza.

En 1849 inició una breve vida pública al ser elegido Concejal de Quito.

Gabriel García Moreno, en aquella ocasión, pretendió condenarlo a la pena capital, culpándolo de las muertes ocurridas en la refriega, lo cual no pudo lograr; pues, luego de juzgárselo se lo declaró inocente.

En 1861, Gabriel García Moreno, alcanzó la presidencia por primera ocasión, desencadenando sobre él una tenaz persecución e incluso disponiendo su destierro, por lo que se vio obligado a pasar a la clandestinidad; lo cual no le impidió, que en junio de 1864, participara, en unión del Gral.

En dicha ejecución, se le hizo creer que también sería ajusticiado con un simulacro realizado para el efecto.

Cuando García Moreno surgió de ésta, suplicante se lanzó a sus pies y le rogó: “Señor... por el Dios que lleva en su pecho, deje en libertad a mi hijo para poderlo atender...”, a lo que aquel respondió: “Señora, Dios manda en el Cielo y yo soy el juez en la tierra.

Existe una historia, muy poco difundida, en cuanto a que su madre, al ver que Gabriel García Moreno se alejaba, sin haber accedido a su súplica, maldijo al mismo, expresando lo siguiente: “¡Maldito seas!

Escudo de armas del Ducado de Gandía de los Borja o Borgia