José Antonio Roca y Boloña

[1]​ Durante la Guerra del Pacífico organizó las ambulancias de la Cruz Roja Peruana y demostró un patriotismo batallador.

Luego pasó al Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe que entonces dirigía el sabio español Sebastián Lorente, siendo uno de sus condiscípulos Manuel Pardo y Lavalle, futuro primer presidente civil del Perú.

[4]​[10]​[11]​ Ocupada Lima por las tropas chilenas, abandonó la ciudad con otros sacerdotes, dirigiéndose a la sierra, pero regresó al saber que los chilenos habían entrado en tratos con el presidente Miguel Iglesias para firmar la paz.

[3]​[4]​[11]​ En 1884 fue designado diputado ante el Congreso Nacional, donde laboró por la paz, contribuyendo con su palabra a la aprobación del Tratado de Ancón.

En 1893, previo concurso ordinario, ascendió a canónigo teologal con tratamiento de monseñor.

Padeció de glaucoma indolora, que en esa época aún no recibía tratamiento operatorio.

En la Catedral de Lima se le hicieron solemnes honras fúnebres.

[3]​[6]​ La fama de monseñor Roca y Boloña radicó principalmente en su gran talento para la oratoria sagrada.

[6]​[16]​ También es notable sus versos dedicados a los caídos en la heroica defensa de San Juan y Miraflores (1881).

José Antonio Roca y Boloña, hacia 1870.