[1] Siendo muy joven fue enviado a París, con su tío Jean d'Allemans du Lau, párroco de la parroquia san Sulpicio.
Con el avance del conflicto político-social conocido como Revolución francesa, se desarrolló una amarga relación antagónica entre el arzobispo y el recién elegido alcalde de Arlés, Pierre-Antoine Antonelle, un aristócrata revolucionario que se consideraba a sí mismo un jacobino aliado del ala radical de la Revolución.
[6] Tras la aprobación de la Constitución civil del clero, Antonelle manifestó su rotundo anticlericalismo al confiscar los bienes eclesiásticos y expulsar de la ciudad al clero refractario.
El nuevo cuerpo legislativo tomó medidas más estrictas hacia aquellos eclesiásticos que no hubieran jurado la Constitución civil del clero.
Muchos alcanzaron las fronteras, pero otros fueron detenidos antes de hacerlo y confinados en prisión como traidores.
[7] Tres obispos se negaron a prestar juramento, incluyendo Jean-Marie du Lau.