Recibió una educación estricta y el prelado le orientó hacia una carrera militar.
En su correspondencia de entonces manifestaba su admiración por los filósofos de las Luces, en particular Voltaire, y su defensa del ministro Calonne cuando le despidió Luis XVI tras intentar adoptar reformas.
Desarrolló una relación antagónica con Jean-Marie du Lau, arzobispo de Arlés.
Su equipo de redacción, en el que figuraba Félix Lepeletier, era muy próximo a Gracchus Babeuf, a Filippo Buonarroti y al periódico Le tribun du peuple, si bien los artículos publicados dejaban patente las divergencias entre Antonelle y Babeuf.
[2][8] Tras despistar a la Policía algún tiempo, se entregó y fue juzgado al año siguiente por la Corte de Vendôme, pero fue absuelto y pudo regresar a París donde reanudó con su labor de periodista.
Pero el proceso de los Iguales en Vendôme había reactivado el temor, por otra parte constante durante toda la Revolución, a las conspiraciones contra el gobierno del Directorio.
Sus amigos fueron vilipendiados, como el miembro del Directorio Barras al que se acusó de protegerle.
Según revelaron los periódicos Le Censeur, Le Courrier Républicain y Les Nouvelles Politiques, Antonelle creó entonces un nuevo club, el Círculo Constitucionalista (Cercle constitutionnel), en defensa de la Constitución del año III y de la República frente al auge de los monárquicos.
[3][6] Como las elecciones generales eran anuales, los «demócratas» estaban permanentemente en campaña electoral, lo que dio resultados tangibles en 1798 y 1799.
Su elección dio lugar a intensos debates en las asambleas electorales y fue definitivamente anulada el 27 de fructidor.
[3][6] En un artículo publicado en el año VII en el Journal des Hommes Libres, Antonelle defendió la creación de partidos políticos al uso para regular la vida política y establecer la alternancia en el poder en función de los resultados de las elecciones, y para contrarrestar el poder ejecutivo del Directorio que usurpaba cada vez más las prerrogativas del poder legislativo.
En 1814, publicó un escrito titulado El despertar de un anciano (Le réveil d'un veillard) en el que manifestaba su apoyo al rey Luis XVIII y a la Restauración borbónica.