Está rodeada de una oscura leyenda, según la cual se le puso popularmente ese nombre porque allí solían aparecer cadáveres de ahogados.
La realidad era que las corrientes arrastraban hasta allí los cuerpos de las personas ahogadas.
[1] Es un enclave natural destacado,[2] que sirve de refugio a varias especies de aves marinas, entre las que destaca el halcón peregrino.
En sus aguas se puede encontrar gran variedad de especies: xargos, tiñosos, tembladeras, pulpos, roballizas, botonas, sarrianos, oricios, estrellas de mar, andaricas, centollos o ñoclas.
La isla cuenta también con una galería submarina que la atraviesa de este a oeste, una cueva abovedada de grandes dimensiones y un bufón que se puede apreciar con grandes pleamares o fuerte marejada.