Hacia el sur limita con la bahía Oglander, que la separa de las islas Nueva y Lennox.
Puede haber nevadas en cualquier época del año, aunque son particularmente copiosas en el invierno austral.
Fuertes vientos desde el cuadrante oeste, originados en el Pacífico, suelen azotar la isla Picton, razón por la cual los árboles desprotegidos de las tempestades crecen siguiendo la dirección del viento, lo cual hace que, en razón de su forma, sean llamados "árboles-bandera" por la inclinación que son forzados a tomar.
Son dominados por distintas especies, destacando los musgos, los cuales forman una densa capa superficial.
En sus aguas y costas se encuentran albatros (Diomedeidae), gaviotas australes (Larus scoresbii), patos vapor del Pacífico (Tachyeres pteneres), carancas o caiquenes de mar (Chloephaga hybrida), pilpilenes australes (Haematopus leucopodus), cormoranes imperiales (Leucocarbo atriceps), petreles (Procellariidae),[8][9] lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens) y de dos pelos (Arctophoca australis australis) y, posiblemente, alguna nutria marina o chungungo (Lontra felina).
La isla era frecuentada por los yaganes o yámanas, su población original, indígenas de cultura canoera.
En 1848 el misionero anglicano británico Allen Gardiner desembarcó en la isla Picton, con la intención de instalar una nueva misión, pero al día siguiente abandonó todo.
Carentes de todo alimento, Gardiner y sus compañeros tardaron varios días en abandonar la isla Picton hacia la isla Grande de Tierra del Fuego, debido a que las lanchas metálicas eran muy inadecuadas para maniobrar en un mar ventoso.
Sus cadáveres fueron rescatados en octubre de ese año, por un barco fletado por su amigo, el comerciante Samuel Lafone.
A principios del siglo XX, el oro se agotó y la isla Picton junto con las otras islas quedaron deshabitadas.
[15] En la isla Picton se construyó un aeródromo denominado Yocalía; si bien refiere a un término en lengua Yagán, su ausencia en cartas antiguas y su inclusión en cartas recientes indica que se trata de un neotopónimo.
Así, se reconoció como chilena la isla Picton y la totalidad de las islas ubicadas al sur de dicho brazo, más las profundas proyecciones marítimas que el derecho internacional les otorgaba.
Posteriormente, dicho laudo fue declarado nulo por la Argentina, argumentando múltiples causas, entre la que destacaba el hecho de que la corte decidió sobre el estatus de otros territorios en litigio fuera del área acotada para ser delimitada (otorgándoselos a Chile).
Esta creciente tensión llegó, en diciembre de 1978, casi al borde de la guerra, la cual se pudo evitar en el último momento gracias a la mediación del papa Juan Pablo II.
Como contrapartida, Chile aceptó limitar la proyección marítima que el derecho internacional otorgó a sus archipiélagos australes.
Como secuela de dicho conflicto, la isla Picton es un área vedada para la población civil, pues alberga 5 campos minados con 1307 minas activas, distribuidos en proximidades del acceso principal y en las zonas de Las Casas y Banner.