Operación Soberanía (Argentina)

Al no lograr ese objetivo por la vía negociada, Argentina planificó una guerra de agresión contra Chile.

A consecuencia del asesinato del exministro Orlando Letelier y la activista Ronni Moffitt en 1976, los Estados Unidos de América decretaron un embargo de armas contra Chile, la Kennedy Amendment, después ampliado por la International Security Assistance and Arms Export Control Act of 1976 —luego, este Amendment también fue aplicado a Argentina—.

[15]​ Varios países europeos continuaron vendiendo armas a Argentina durante la fase más peligrosa del conflicto.

Sin embargo esta diferencia cuantitativa era atenuada por factores como: La profesionalidad de las Fuerzas Armadas chilenas impresionó positivamente a los observadores extranjeros.

Según Raúl Castro, embajador de los Estados Unidos en Buenos Aires en 1978, los jefes superiores argentinos consideraban que la guerra sería fácil de ganar: «Ellos suponían que iban a invadir Chile, Santiago, en especial.

Les parecía algo muy fácil; una cuestión de cruzar la frontera y que los chilenos se iban a dar por vencidos.

Al respecto, habría existido en un plan elaborado por el general peruano Edgardo Mercado Jarrín, que contemplaba una ofensiva militar contra Chile después de iniciadas las hostilidades en el extremo austral.

De La Puente puso en conocimiento del canciller chileno Hernán Cubillos lo ocurrido, asegurándole que Perú no intervendría si se producía la guerra entre Chile y Argentina.

[28]​ Los militares consideraron que Bolivia se les sumara a la ofensiva, teniendo en cuenta su permanente reivindicación de obtener una salida a ese mar metafísico del que hablaba el almirante Emilio Massera de la Armada Argentina.

Si bien no era decisivo, se ocuparía extensos territorios mayormente deshabitados que mediática y políticamente habrían hecho ver insignificantes los avances argentinos en cualquier punto de Chile y se mantedrían para las futuras negociaciones.

Aunque eso habría significado quizás ampliar el conflicto insospechadamente, podría haber sido beneficioso para Chile.

Esto hacía cualquier penetración altamente arriesgada puesto que los pasos pueden ser dinamitados en cualquier momento, y las fuerzas de avanzada que hayan alcanzado a cruzar pueden ser aisladas y destruidas.

En el escenario naval, La Armada de Chile era relativamente inferior a la FloMar aunque seguía siendo una amenaza seria.

Cualquier ruta alternativa significaba un riesgo de encallar o exponerse a emboscadas.

Para diciembre del 1978, las relaciones entre ambas partes, habían llegado a un punto de tensiones máximas para la época.

En horas de la tarde el comando naval chileno, le ordenó al capitán de navío Pablo Wunderlich que desplazase a sus cuadros hacia la isla Nueva porque ese iba a ser el primer objetivo del enemigo.

Solo en último momento, cuando el combate era inminente, la Junta Militar argentina tomó la decisión política de aceptar la mediación papal y retirar su flota.

Ese día, en horas de la noche, varios regimientos argentinos cruzaron la línea fronteriza y se internaron en territorio enemigo sin ser detectados.

Conforme a las versiones chilenas, los avances argentinos fueron detectados, sin reaccionar a la espera de cumplir el plan de defensa chileno que involucraba encauzar el ataque argentino hasta puntos donde pudiesen ser abatidos.

[cita requerida] En capítulo dedicado a la crisis del canal de Beagle del libro Disposición Final, el general Jorge Videla confirma a su autor, Ceferino Reato, que unidades argentinas operaban en territorio enemigo.

[39]​ No ha podido ser determinado con certeza si acaso tropas argentinas llegaron a la frontera con Chile continental o solo esperaron la orden de ataque en esta.

Sin duda, el despliegue defensivo chileno desvaneció la inicial creencia de que la invasión sería rápida y fácil.

Y esto llevó a aceptar la mediación del papa Juan Pablo II, que había sido rechazada semanas antes.

[cita requerida] Alejandro Luis Corbacho, en Predicting the probability of war during brinkmanship crisis: The Beagle and the Malvinas conflicts,[42]​ aportó las siguientes acotaciones al tema (pág.45): y en la nota 46: La Operación Soberanía fue la consecuencia más belicosa del rechazo argentino al Laudo Arbitral de 1977; sin embargo, la tensión continuó hasta incluso pasada la Guerra de las Malvinas, causando a ambos países costos económicos enormes: Nota: Los gastos militares están en millones de dólares de los Estados Unidos en 1979.

El lado chileno del principal paso de Argentina a Chile
Organización del Ejército Argentino entre 1975 y 1983. Cada zona corresponde a un cuerpo de ejército .
Disposición de las Fuerzas Armadas argentinas para el ataque a Chile en 1978 durante la Operación Soberanía.
Archipiélago de Tierra del Fuego.
Campo minado en Tierra del Fuego , fotografiado en 2006
Plaza «Damas Centinelas Argentinas Gesta 1978» de Ushuaia , llamada así en honor a las 250 mujeres que permanecieron en dicha ciudad pese a la escalada del conflicto. [ 43 ]