Isabel recibió una educación de calidad en la corte y fue considerada una princesa culta.
Se la describe como una joven bella y rubia, aunque no existe un retrato contemporáneo de ella.
Se cree que un supuesto retrato de su cuñada, Karin Månsdotter, en realidad corresponde a Isabel.
En 1562, fue comprometida con Cristóbal de Mecklemburgo, pero el compromiso se rompió cuando éste permaneció prisionero en Polonia por varios años.
Los hermanos de Isabel intentaron buscarle un marido en Italia o Alemania que pudiese asegurar beneficios políticos y económicos para Suecia.