Son referidos en muchos textos de ficción, y donde por primera vez se usó ampliamente la palabra kamikaze, "viento divino".
En 1268 un segundo grupo de emisarios intentó negociar, pero al igual que sus predecesores, regresaron con las manos vacías.
El bakufu (término japonés que se refiere al gobierno del Shogun) ordenó que regresaran a sus propiedades todos los terratenientes de Kyushu, la isla más cercana a Corea y por ende el punto de invasión más probable.
Las fuerzas militares de Kyushu se posicionaron al oeste para defender los puntos en los que los mongoles probablemente desembarcarían.
Con esta vital información a su disposición, Kublai Kan pudo preparar una segunda visita con la que esperaba capturar Japón para sí.
Kublai Kan tuvo deseos de invadir Japón una vez más en 1286, pero encontró sus recursos demasiado escasos para realizar dicha invasión.
Algunos eruditos también afirman que los japoneses habrían sido capaces de repeler efectivamente a los invasores aún sin el fortuito y famoso kamikaze.