Invasiones cruzadas de Egipto

Aun así, y a pesar de varios saqueos, en términos generales las cosas no salieron bien para los cruzados.

Un asedio combinado bizantino-cruzado sobre Damieta fracasó en 1169, el mismo año en que Saladino tomó el poder como visir en Egipto.

El califato fatimí del siglo XII se vio plagado de disputas internas por el poder.

El asedio terminó en un punto muerto, sin embargo, y tanto Shirku como Amalarico acordaron retirarse de Egipto.

Hugo Grenier y Guillermo de Tiro fueron enviados a una embajada para ratificar el tratado.

El ejército combinado fatimí-cruzado consideró la siguiente movida e intentó cruzar el Nilo más al norte utilizando una isla.

El ejército cruzado-fatimí prosiguió hasta la batalla de al-Babein, donde la lucha fue encarnizada pero no concluyente.

La ciudad no estaba preparada para la guerra, sus suministros se agotaban rápidamente y los sitiados tenían la amenaza de la hambruna.

[8]​ Amalarico se marchó con un tratado favorable que resultó en un tributo egipcio para Jerusalén, además de dejar a su aliado Shawar en control.

Los miembros de la corte empezaron a considerar que una alianza con Nur al-Din podía ser un mal menor.

[11]​ Posiblemente, los cruzados deberían haberse centrado en ese momento en fortalecer su posición contra Siria, pero en lugar de ello Amalarico se vio tentado por Gilbert d'Aissailly, Gran Maestre de los Caballeros Hospitalarios, quien le ofreció quinientos caballeros y quinientos turcopolos para atacar Egipto y conquistarlo.

[16]​Ese mismo mes, Shirku entró en El Cairo y ordenó ejecutar al poco fiable Shawar.

Es posible que la campaña se haya planeado desde el matrimonio de Amalarico con la sobrina nieta del emperador Manuel, María Commena en 1167.

Estos retrasos por parte de los cruzados enfurecieron a Contostéfano y sembraron desconfianza entre los aparentes aliados.

Los cristianos demoraron tres días en atacar la ciudad, lo que permitió a Saladino trasladar apuradamente tropas y suministros.

Las defensas de Damieta extendieron fuertes cadenas a lo largo del Nilo para evitar que la flota pudiera atacar directamente.

Exasperado por la prolongación del asedio y el sufrimiento de sus tropas, Contostéfano desobedeció de nuevo las instrucciones del emperador Manuel que le ordenaba obedecer a Amalarico en todo, y lanzó un ataque final contra la ciudad.

[22]​ En 1171, tras la muerte del califa Al-Adid, Saladino se proclamó sultán al tiempo que los cruzados comandados por Amalarico se vieron obligados a retirarse, habiendo tenido enormes bajas debido a las enfermedades y la guerra.

Las cruzadas Cuarta, Quinta, Sexta, Séptima, Novena y Alejandrina tenían a Egipto como su objetivo previsto.

El ejército expedicionario incluía cruzados franceses, alemanes, flamencos y austriacos, así como una flota frisia.

El rey Luis IX de Francia invadió Egipto durante la Séptima Cruzada (1249-1250), y tras ocupar Damieta marchó hacia El Cairo.

El rey sufrió la humillación de tener que pagar un enorme rescate por su propia libertad.

En 1291, Acre, la última gran fortaleza cruzada en Tierra Santa, cayó en manos del sultán mameluco de Egipto al-Ashraf Jalil, y todos los territorios restantes en el continente se perdieron durante la siguiente década.

Segunda invasión de Egipto
El ejército sirio junto a una tormenta de arena ( Gustave Doré )
Tercera invasión de Egipto
Cuarta invasión de Egipto
Panel superior: Manuel y los enviados de Amalarico, una embajada que resultó en el despacho de tropas bizantina al mando de Kontostephanos para invadir Egipto. Registro inferior: llegada de los cruzados a Egipto ( Historia de Guillermo de Tiro ).