Invasión anglo-rusa de los Países Bajos

Las siguientes batallas resultaron favorables a los franco-bátavos, que vencieron en un choque disputado cerca de Bergen pese a estar en inferioridad numérica, y lograron debilitar al enemigo al aprovechar el terreno incluso habiendo perdido la batalla de Alkmaar.

Las Provincias Unidas tomaron parte en la Primera Coalición que se rebeló contra la República Francesa surgida de la Revolución en 1792.

Varios oficiales como Jan Hendrik van Kinsbergen, héroe de la batalla del Banco Dogger se negó a servir en el nuevo ejército.

[nota 1]​ La Primera Coalición terminó en 1797, pero el Reino Unido encontró rápidamente un nuevo aliado en la persona del emperador Pedro I.

Los británicos, y en particular el primer ministro William Pitt estaban ansiosos por mantener este impulso atacando al Imperio francés en varios puntos.

[8]​[9]​ Las fuerzas británicas se reunieron en el área de Canterbury al mando del teniente general Ralph Abercromby.

[10]​ Sin embargo, los bajíos de la costa holandesa hacían la navegación peligrosa y representaban un riesgo significativo para ambas ubicaciones.

Debido a problemas de comunicación, su flanco derecho no pudo en ningún momento participar plenamente en la lucha, mientras que el izquierdo combatió desordenadamente al enemigo.

[nota 4]​ Como era de esperar, la llamada al levantamiento que hizo el hijo del antiguo estatúder en Lingen tuvo escaso efecto en la población.

[46]​ La tercera columna anglo-rusa, mandada por los generales Pulteney, George Don y Eyre Coote también tuvo que lidiar con las dificultades del terreno.

Las siguientes acometidas frontales británicas les costaron copiosas bajas y los intentos de rodear la posición fracasaron por la presencia del canal.

El ataque no solo fue fácilmente rechazado por los británicos, sino que la retirada de los granaderos también les permitió penetrar en los atrincheramientos bátavos y desbaratarlos.

[49]​ Sin embargo, la marcha hacia el sur desde Hoorn, que debía permitir a Abercromby acometer el flanco derecho del enemigo, objetivo primordial del avance, resultó imposible debido a los obstáculos preparados por los defensores, que se habían concentrado en bloquear esta zona, razón por la cual Abercromby había podido avanzar tan fácilmente hacia Hoorn.

[50]​ Al final, ninguna de las partes obtuvo un predominio claro en términos territoriales y ambas sufrieron pérdidas humanas significativas, en proporciones similares.

También ocuparon varias islas en el Zuiderzee, aunque demasiado tarde para que estas conquistas les permitiesen tomar Ámsterdam.

Esta nueva disposición dejó batallones exclusivamente británicos en ambos flancos: los de Pulteney y Abercromby; en la zona más próxima a Abercromby se hallaba una mezcla de tropas anglo-rusas cuyo mando se había conferido al nuevo general en jefe ruso, Ivan Essen.

La cuarta columna, entre Pulteney y Essen, estaba compuesta por tropas británicas a las órdenes del general Dundas.

Los franco-bátavos llevaron a cabo una acción de retaguardia, apoyándose en Bergen (los franceses) y en Koedijk (los bátavos).

Esto permitió a los franceses acometer un vigoroso ataque desde Bergen, con sendas columnas que mandaron los generales Gouvion y Boudet para aprovechar la brecha entre las unidades enemigas.

En consecuencia, la mayor parte de los abastos transitaron por Hlder para ser transportados luego arduamente por caminos casi intransitables debido a las incesantes lluvias.

[72]​ Supo que Brune había recibido seis batallones venidos desde Bélgica[75]​ y se dispuso a hacerlo retroceder allende Haarlem para cortar sus comunicaciones con los bátavos.

[79]​ Al mismo tiempo, las tropas del general francés Gouvion y la columna británica de Abercromby disputaban un combate separado en las dunas próximas a la playa.

La lucha se intensificó de nuevo por la noche cuando Abercromby regresó e intentó atacar, si bien Gouvion logró mantener su posición.

Luego fue encarcelado en la fortaleza de Lille; fue liberado varios años después, intercambiado por el rebelde irlandés James Napper Tandy.

Por lo tanto, esta cifra no incluye las bajas debidas a las enfermedades, las deserciones y otras circunstancias bélicas.

Por su parte, la Coalición perdió nueve mil trescientos muertos, heridos y prisioneros en los combates, según los informes presentados por el general Abercromby y el duque de York después de cada batalla; nuevamente, este número no incluye las pérdidas causadas por enfermedades u otros motivos.

Theodorus van Capellen y Aegidius van Braam, partidrios de los Orange, se negaron a regresar a Holanda, lo que hizo que fueran condenados por un tribunal militar holandés en 1803, acusados de deserción, dejación del deber y deslealtad.

Los primeros informes británicos sobre la conducta de las tropas rusas fueron muy negativos, lo que llevó al zar Pablo I a deshonrarlas.

Sin embargo, el duque de York los consideró demasiado severos y envió una carta al zar para exonerar a varios regimientos rusos.

[103]​ Los neerlandeses establecieron varias líneas defensivas en la Holanda septentrional en los años que siguieron a la campaña, sobre todo para proteger Ámsterdam.

Guillermo V de Orange-Nassau , último estatúder de las Provincias Unidas; fue expulsado por la Revolución bátava y los franceses durante la campaña de Flandes
La República Bátava en 1798
Mapa del teatro de operaciones en Holanda del Norte
Sir Ralph Abercromby, teniente general a cargo de la concentración de las tropas británicas
Desembarco británico en Callantsoog.
Mapa del municipio de Zijpe (en 1865), teatro operaciones de la batalla de Zyp
Capture de Hermann a Bergen
Captura del capitán general Hermann en Bergen
Soldados británicos y rusos en la batalla de Bergen
Los planes del duque de York para la batalla de Alkmaar se vieron frustrados inicialmente por las condiciones climáticas
Los restos de las fortificaciones amsterdamesas de 1799
Bataille de Castricum
Pintura del siglo XIX en la que se representa la batalla de Castricum
Dragones ligeros británicos de finales del XVIII , representados en una acuarela de Paul Sandby
Salida de los anglo-rusos de Helder
El Tratado de Alkmaar no permitió a los bátavos recuperar sus barcos perdidos durante la rendición de Vlieter a pesar de sus demandas
Guillaume Brune, el general en jefe franco-bátavo, con uniforme de general de la Revolución
Vivac de la caballería francesa, obra de Dirk Langendijk
El general Herman Willem Daendels (centro) y el teniente coronel C. R. T. Krayenhoff, cronista de campaña, vistiendo uniforme republicano en enero de 1795
El Tratado de Lunéville , firmado en 1801, reconoció las conquistas territoriales francesas en el Sacro Imperio