En este contexto se inscribe la construcción de varios nuevos y lujosos vapores transoceánicos.Sucesivas reformas legales hicieron que disminuyera el número de pasajes autorizados, pasando a 123 en primera, 113 en segunda y 760 en tercera, eliminándose la clase emigrante.Con la instauración de la II República Española la Compañía Transatlántica decidió rebautizar sus navíos para eliminar cualquier resonancia monárquica.Durante la Guerra civil española el vapor fue nuevamente requisado, amarrado en el puerto de Barcelona y utilizado como prisión.Cuando la aviación del bando Nacional bombardeó la ciudad española, el navío quedó prácticamente inservible y parcialmente hundido.