En el borde superior de la camisa se usa un cordón que dará lugar a la gorguera o lechuguilla.Con la revolución desaparece el vuelo de la falda y se imita a las vestiduras clásicas.Talle alto, chaquetilla corta con manga larga; falda con pliegues y grandes escotes.[2] En el siglo XVIII se destacan como prendas masculinas las casacas francesas y las chupas , las chaquetillas, los calzones pitillos hasta la rodilla, las corbatas en vez de las golillas, las pelucas y los grandes sombreros.En España si bien apenas fue admitido por las damas formales hasta la época de Fernando VII.