Franz Boas, el padre fundador de la antropología social, había ya concebido una Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americana con énfasis en el hemisferio occidental, visión que no pudo materializar.Con el fin de ejecutar una nueva política indigenista se asignó a John Collier como Comisionado del Bureau of Indian Affairs, donde permaneció desde 1933 hasta 1945.Oficialmente, la fundación de un Instituto Indigenista Interamericano (III) fue por primera vez discutida durante la Octava Conferencia Panamericana (Lima 1938).Este debate derivó dos años después en la creación del Primer Congreso Indigenista Interamericano, en 1940 en Pátzcuaro, México, el cual había sido originalmente planificado para tener lugar en La Paz, Bolivia.En este congreso los delegados aprobaron la fundación del Instituto Indigenista Interamericano como una organización internacional independiente con sede en Ciudad de México.[7] También, por otra parte, existen corrientes «anarcoindigenistas» que defienden el indigenismo fuera de la política estatal, es decir, a través del anarquismo.[8] El término ganó importancia en las últimas décadas del siglo XX para referirse a algunas organizaciones en América Latina.[12] El indigenismo se propuso liberar al indio de esa intermediación opresiva y explotadora.[cita requerida] Sin embargo, cuando los indigenistas hablan de integrar al indio a los beneficios de la sociedad nacional y global, aspiran a que en esa sociedad se encuentren los elementos que posibiliten la "redención" del indio, asumen que la sociedad dominante puede "salvar" al indio, integrándolo a ella.Para el indigenismo del siglo XX, el indio es una categoría específica de orden fundamentalmente socioeconómico, en tanto que la distinción étnica pasa a un carácter secundario.Ciro Alegría presenta la condición dramática de las comunidades en la sierra norte en El mundo es ancho y ajeno.Lima se convirtió así en el principal baluarte de estos intelectuales que buscaban la integración del indio a la sociedad.Así, se logró el reconocimiento constitucional de las instituciones comunales de tradición indígena (como el Ayllu), y dio su apoyo inicial a los movimientos universitarios que pedían reformas políticas y económicas, en el que se incluía a los movimientos indigenistas, movilizándose a los núcleos intelectuales regionales y creándose las condiciones materiales y culturales propicias para el surgimiento de la primera generación de la intelligentsia política peruana que daría forma a los grupos que defendían causas populares (como los indigenistas) en los años venideros.La propuesta tuvo como objetivo estructurar el sistema escolar en Unidades Geosociales; precisamente, aspiraba a conformar una unidad educativa con las escuelas que guardaban semejanzas geográficas, económicas, sociales e históricas.El éxito de esta propuesta educativa posibilitaría su réplica en todo el Perú, con la que se lograría reducir la dispersión y el aislamiento padecidos por la escuela en los Andes (Valcárcel, 1948, p. 30).Esta crítica se debe a que la explotación directa de los indígenas fue esencial para la economía colonial y las metrópolis y luego pasó a ser ejercida mediante "vicarios" del sistema capitalista internacional.En la mayoría de los casos no se produjo ni aislamiento ni desarrollo autónomo sino "sujeción vicarial", que conduce a la expansión de la sociedad dominante que acosa a las comunidades indígenas, devora su territorio y lleva a la quiebra y desaparición de más pueblos indígenas.
Los muralistas a menudo fueron influenciados por la
leyenda negra
sobre España y la dialéctica marxista de la lucha de clases, representando a los pueblos autóctonos como la clase oprimida (una analogía del trabajador y el proletariado) mientras que la clase gobernante burguesa vendría a ser representada por los españoles, los criollos, los mestizos ricos y la iglesia católica.