Indianismo (política)

Siendo así que el mestizaje sería visto por ellos como una degradación occidentalista y una cultura híbrida sin derecho propio o algún valor.

Para ello, querían hacer una estrategia de “guerra cultural” que se basaba en minar y destruir paulatinamente la “identidad nacional de los criollos” (los Nacionalismos post-Independencia hispanoamericana) y lograr alinear a un gran “bloque indio” que tendría la fuerza suficiente para declarar la guerra a las repúblicas criollas de Sudamérica, las cuales desconocen como países legítimamente constituidos o con derecho a que los representen.

[3]​ Aunque inicialmente tuvieron enfrentamientos con los indigenistas y grupos socialistas, con el tiempo terminaron aliándose a ellos para conseguir cargos relevantes en el gobierno y continuar difundiendo sus ideas más allá de Bolivia (sobre todo a principios del 2000).

También consideran, según su perspectiva, como antecedentes históricos a una serie de sucesos ocurridos en Bolivia y Perú en el siglo XIX, como el levantamiento de los Caciques Apoderados contra Mariano Melgarejo, o el levantamiento en Huancané (Puno) en tiempos del presidente Agusto B. Leguía.

[4]​ También se les acusa de desconocer, o ignorar oportunamente, la recepción positiva de patrones de desarrollo e intercambios culturales occidentales bastante extendidos entre las mismas culturas aymaras, quechuas, guaraníes, mojeñas, chimanes, etc que buscan "liberar", lo cual provocaría que tengan limitaciones para poder adaptarse a las realidades sociales contemporáneas por algún sesgo interno, y del que no mostrarían un interés en conciliarse con esas posiciones más indulgentes con lo occidental (lo cual ha provocado crisis políticas en las instituciones en las que participaron), por causa de analizar la estructura social, política e internacional únicamente desde un punto de vista etno-racial[3]​ Este movimiento político e intelectual tiene de principales referentes ideológicos a pensadores como: Pedro Portugal, Felipe Quispe, Fausto Reinaga, Luciano Tapia, Raymundo Tambo, Constantino Lima, Germán Choquehuanca, Ramiro Reinaga, Javier Lajo, Franz Tamayo, Javier Sanjinés, etc. Fausto Reinaga, en la década de los sesenta desarrolla esta ideología, cuyo principal postulado es defender la liberación del indio y su máxima obra donde lo muestra es en "La revolución india".

Por ello no extraña que en "La revolución india" (1970, Fausto Reinaga) se haga la siguiente afirmación: “la Wiphala, el auténtico estandarte de la patria”.

Poco después, los estudiantes aymaras reunidos en el Movimiento Universitario Julián Apaza (MUJA) empezaron hacer flamear la Wiphala que el propio Lima había costurado.

Escribanos indígenas como Leandro Condori Chura apelaban a esta identidad virreinal de la República de indios para defender "la legítima propiedad del indio sobre las tierras del Nuevo Mundo" que la Corona española les había reconocido hasta principios del siglo XIX con las Leyes de Indias, y por lo cual sus tierras históricas no se las podían despojar ni serles removidas según el Derecho indiano.

[8]​ Cabe señalar que el movimiento katarista, a diferencia del indianista, ha recibido casi toda la atención por parte de los investigadores que se han ocupado de los "movimientos indígenas" contemporáneos.

Por otra parte, El katarismo (1986) de Javier Hurtado (1954-2012) es la investigación que mejor trabaja sobre este movimiento, en particular sobre la trayectoria sindical del katarismo desde los años 70 hasta inicios de los 80, cerrando la investigación cuando esta corriente entra en crisis.

Uno de los principales es el Grupo MINKA, que desarrolla producción intelectual al respecto y debate público.