Estos accidentes y rumores, los cuales habían perseguido a la Armada de los Estados Unidos durante su guerra contra España en 1898, no eran excepción en la Flota Rusa durante su viaje, y ante el miedo general en los marineros, los mandos trataron de acallarlos con una mayor vigilancia y ordenando también que "ningún barco de ninguna clase debe entrar en medio de la flota": esto llevaría pronto a un incidente no registrado cerca de la costa danesa, cuando se abrió fuego contra marineros enviados con despachos diplomáticos para la flota, pero consiguieron escapar ilesos.
En medio del caos general los barcos rusos se dispararon entre ellos: el crucero Aurora (Aврора), confundido con un navío japonés en aproximación, fue bombardeado y seriamente dañado: un marinero murió y otro quedó seriamente herido.
Un cura a bordo de un crucero quedó atrapado en el fuego cruzado y resultó malherido.
El incidente derivó en un serio conflicto diplomático entre Rusia y Gran Bretaña, lo cual era peligroso por la alianza entre británicos y japoneses (a la flota rusa se le prohibió usar el Canal de Suez y los puertos británicos, por lo que tuvieron que circunnavegar África, y resultaron derrotados en la Batalla de Tsushima, dentro de la Guerra Ruso-Japonesa): como consecuencia de ello, algunos periódicos británicos llamaron a la flota rusa "piratas", y al almirante ruso Zinovi Rozhéstvenski fue duramente criticado por dejar botes salvavidas a los pescadores; el editorial del The Times era especialmente mordaz: "es casi inconcebible que estos hombres autoproclamados marineros, sin embargo asustados como estaban, pudiesen estar veinte minutos bombardeando una flota de barcos pesqueros sin haber descubierto la naturaleza de su objetivo".
El incidente incendió los ánimos contra los rusos: la escuadra de Rozhéstvenski fue apodada "la flota del perro rabioso", los puertos neutrales en los que se había programado su reabastecimiento durante el viaje negaron la ayuda -posiblemente bajo presiones de Gran Bretaña- y sólo la intensa negociación diplomática impidió que la Royal Navy zarpara en busca de la flota rusa.