Enrique VII ordenó también la construcción del primer dique seco en Portsmouth y mejoró notablemente la pequeña Marina Real (Royal Navy).Enrique VIII creó la Marina Real, cuyas innovaciones fueron la base del dominio marítimo de Inglaterra durante los siguientes siglos.Inglaterra comenzaba su expansión ultramarina con John Hawkins y luego con Francis Drake, librando numerosas guerras contra el Imperio español de Felipe II.En 1587, Drake atacó con éxito Cádiz, destruyendo varios barcos y retrasando efectivamente hasta 1588 a la Armada Invencible.Durante los siguientes tres siglos, Inglaterra extendió su influencia internacional y consolidó su desarrollo político interior.En 1807 el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda ocupa Heligoland (cedida al Imperio alemán en 1890).Durante la guerra de los Siete Años, los ingleses vencieron a los franceses y se quedaron con Nueva Francia, en 1760, lo que incrementó sustancialmente los dominios británicos en América del Norte.Inglaterra intentó colonizar sin mucho éxito la costa caribeña de Centroamérica, en ese entonces bajo dominio del Imperio español.La colonización europea aumentó a través de las primeras décadas del siglo XIX, con numerosas estaciones comerciales establecidas especialmente en el norte.Esta ley ponía fin al comercio de esclavos en el Reino Unido y sus colonias, pero no a la esclavitud en sí.Los intereses británicos en China comenzaron a finales del siglo XVIII, cuando el Reino Unido se convirtió en un gran importador de té.Como resultado, el Reino Unido estaba interesada en mantener un Estado chino independiente, ya que su destrucción hubiera abierto la posibilidad de ganancias territoriales para otras potencias occidentales.Estos intereses explican la aparente contradicción de las actuaciones británicas respecto de China: Reino Unido apoyó a la dinastía Qing durante la Rebelión Taiping, pero al mismo tiempo, mediante una alianza con Francia, se embarcó en la segunda guerra del Opio (1856-1860) contra la corte Qing.En los años setenta del siglo XIX, los fabricantes británicos en los sectores clave de la Revolución Industrial comenzaron a experimentar una competencia real.Incluso comenzaba a perder su hegemonía en zonas como la India, China, América del Sur y las costas de África.Aunque adherida al libre comercio hasta 1932, Reino Unido se unió al nuevo ímpetu por un renovado imperio formal, lo cual era preferible a permitir que sus áreas de influencia fueran tomadas por el comercio de las potencias rivales.Dado que antes de 1880 estaba prácticamente desocupada por las potencias occidentales, África se convirtió en el principal objetivo de la «nueva» expansión imperialista, aunque esta conquista afectó igualmente a otras áreas; en especial el Sudeste Asiático y el Pacífico, donde los Estados Unidos y Imperio del Japón se unieron a las potencias europeas en su lucha por territorios.El control financiero conjunto de Reino Unido y Francia sobre Egipto acabó en la ocupación británica del país en 1882 tras la guerra anglo-egipcia.La Compañía Británica de Sudáfrica ya había tomado las tierras al norte, rebautizándolas como Rodesia en homenaje a su jefe, el magnate del Cabo Cecil Rhodes.Las conquistas británicas en el África meridional y oriental, lanzaron a Rhodes y a Alfred Milner, el alto comisionado británico en Sudáfrica, a solicitar con urgencia un Imperio unido por ferrocarril «desde el Cabo hasta El Cairo», que uniría el estratégicamente importante canal de Suez con el sur, rico en minerales, aunque la ocupación alemana de Tanganica evitó su realización hasta el final de la Primera Guerra Mundial.La primera representación diplomática permanente de Canadá en un país extranjero se abrió en Washington en 1927: Australia le siguió en 1940.Aunque Reino Unido y su imperio salieron victoriosos de la Segunda Guerra Mundial, los efectos del conflicto fueron profundos, tanto en el país como en el extranjero.Gran parte de Europa, un continente que había dominado el mundo durante varios siglos, estaba en ruinas y albergaba a los ejércitos de los Estados Unidos y la Unión Soviética, que ahora mantenían el equilibrio del poder global.La situación se complicó aún más por la aparición de la Guerra fría, una rivalidad entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.En la práctica, sin embargo, el anticomunismo estadounidense prevaleció sobre el antiimperialismo y, por lo tanto, Estados Unidos apoyó la existencia del Imperio Británico para mantener la expansión comunista bajo control.[15] El "viento del cambio" en última instancia significaba que los días del Imperio Británico estaban contados, y en general, Reino Unido adoptó una política de retirada pacífica de sus colonias una vez que se establecieron gobiernos no comunistas estables para asumir el poder.Reino Unido se embarcó en un tortuoso realineamiento con Europa Occidental que permanece a la espera de una solución definitiva.En el Caribe, África, Asia y el Pacífico, la descolonización durante la posguerra se efectuó con prisa, dado el crecimiento de los cada vez más poderosos movimientos nacionalistas.Todo este malestar social hizo estallar en 1946 huelgas, movimientos populares, motines y una gran revuelta campesina promovida por el Partido Comunista.Según la Constitución de 1964, Malta mantuvo como soberana a la reina Isabel II con un gobernador general ejerciendo la autoridad ejecutiva en su nombre.
Isabel I de Inglaterra
sería la gobernante que sentara las bases del Imperio británico, librando las primeras batallas con su mayor enemigo en la expansión colonial, el
Imperio español
y personalmente, el rey
Felipe II
.
El
Mayflower
, el barco que transportó colonos británicos a la colonia de Plymouth en el año de 1620.
James Cook.
La
Guerra de Independencia de Estados Unidos
cambió la concepción del Imperio británico, lo que se buscaba era mantener el comercio con las antiguas colonias, que ya independientes, podían sufragar sus gastos en defensa y administración.
El Imperio británico en 1886, en rosa, que era el color en que se coloreaban los dominios británicos en los mapas.
La Marina Real jugó un papel clave en el establecimiento del Imperio británico como superpotencia mundial,
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el control de todas sus colonias y la posibilidad de adquirir todo tipo de materias en cualquier lugar del mundo. Hasta muy entrado el siglo
XX
, fue la armada más poderosa del mundo.
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La reina
Victoria
, que reinó entre 1837 y 1901. La
época victoriana
de la historia del Reino Unido marcó la cúspide de su
Revolución Industrial
y del Imperio británico. Una cuarta parte de la población mundial eran súbditos suyos y una quinta parte de las tierras emergidas eran de su posesión.
El coloso de Rhodes
, icónica imagen del político británico
Cecil Rhodes
abarcando desde «El Cabo a El Cairo».
Winston Churchill
en 1943. Su firme negativa a aceptar la derrota, la rendición o un acuerdo de paz con
Hitler
ayudó a inspirar la resistencia británica, en especial durante los difíciles primeros años de la guerra, cuando el Reino Unido se quedó solo en su firme oposición a la
Alemania nazi
. Se destacó por sus discursos y programas de radio que ayudaron a inspirar al pueblo británico, al que lideró como primer ministro hasta que fue segura la victoria de los
Aliados
sobre las
Potencias del Eje
.
La decisión del primer ministro británico
Anthony Eden
de invadir
Egipto
durante la
Crisis de Suez
acabó con su carrera política y puso de manifiesto la debilidad británica como potencia imperial y la consolidación de su decadencia iniciada en la posguerra. Tras la
Segunda Guerra Mundial
y durante la
Guerra Fría
solo habría dos superpotencias mundiales:
EE. UU.
y la
URSS
. En pocas décadas el Imperio británico perdió la inmensa mayoría de sus colonias.