Imperio de Palmira

Después del asesinato del emperador romano Alejandro Severo en el año 235, un general tras otro intentó controlar el imperio, en consecuencia, las fronteras fueron descuidadas y afectadas por frecuentes invasiones de carpos, godos y alamanes.

Ya había asumido el título de rey anteriormente, sin embargo ahora se le nombró totius Orientis imperator, no simplemente un regente, ni un Augusto, sino líder independiente de todo el Oriente.

Zenobia atacó Al-Jandal pero no pudo conquistar su castillo, pero Ibn Khordadbeh confundió a la reina con Al-Zabba una legendaria reina árabe y cuya historia es frecuentemente confundida con la historia de Zenobia.

Así, con el incentivo de aprovechar el vacío de poder que el Imperio sasánida aún no había alcanzado a llenar, Zenobia logró deponer al pretendiente al trono romano que se alzó en Egipto y reclamó la corona del imperio para su hijo.

Al principio, Aureliano había sido reconocido como emperador, mientras que Vabalato, el hijo de Zenobia, disfrutaba del título de rex e imperator («rey» y «comandante militar supremo»), sin embargo, Aureliano decidió invadir las provincias orientales en cuanto se sintió suficientemente fuerte.

En el año 272, Aureliano cruzó el estrecho del Bósforo y avanzó rápidamente a través de Anatolia.

Apolonio le imploraba: "Aureliano, si tú deseo es gobernar, abstente de la sangre inocente!

Muchas otras ciudades fueron subyugadas por sus tropas, viendo que el emperador no tomaba venganza contra ellos.

Zenobia se retiró de Antioquía huyendo hasta Emesa mientras Aureliano avanzaba y tomaba la primera.

Sin embargo, la situación continuo deteriorandose para Zenobia con lo que, finalmente, esta abandonó la ciudad con dirección hacia el este solicitando ayuda a los persas.

Aureliano respetó la vida de Antíoco pero arrasó Palmira: los tesoros más valiosos fueron tomados por el emperador para decorar su Templo del Sol, mientras que muchos edificios fueron destruidos, el pueblo fue castigado y acallado y el templo más sagrado de Palmira fue saqueado.

Andeas Alföldi vio la rebelión como una oposición de origen completamente étnico contra Roma.

Andrew M. Smith II considera que la revuelta es como una oferta para ambos: independencia y el trono romano.

A mediados del siglo xx, el interés por el imperio de Palmira revivió brevemente entre los nacionalistas sirios.

Zenobia mirando por última vez Palmira.
Panorama de las ruinas de Palmira en 2005 antes de ser dinamita a por el Estado islámico.