En un principio sirvió como templo de culto católico, pero fue cedido a la Iglesia ortodoxa rumana para servir a las necesidades religiosas de la gran comunidad de inmigrantes rumanos que habitan la capital y la provincia que profesan esta fe.
Tanto el interior como la fachada tienen carácter arabizante y orientalizante, cercano a la estética de la cercana iglesia de la Sagrada Familia que el mismo arquitecto estaba construyendo simultáneamente.
En 1904, Francisco Tomás Traver diseñó la verja que separa el edificio de la calle, usando motivos neoárabes en la decoración del ladrillo visto y de la reja.
[2] Con la erección de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen la iglesia cayó en desuso al ser adscrita a ella y acabó desacralizada y abandonada durante años hasta que se instaló en el edificio un ropero de Cáritas.
[4] Tras un tiempo de obras en las que se trasladaron al lugar los elementos de arte bizantino que ya decoraban la antigua iglesia, y se instalaron nuevas piezas decorativas elaboradas en Rumanía, la parroquia de San Nicolás pudo dejar los bajos comerciales que ocupaba y trasladarse a su nueva ubicación en un edificio más amplio y apropiado para su cometido, celebrando la primera ceremonia religiosa el 2 de diciembre de 2012.