De acuerdo con el último censo en la República Checa, realizado en el año 2011, 108 469 personas declararon que el moravo era su lengua materna.
Durante el siglo XIX, aparecieron intentos que, incorrectamente, se denominan “el separatismo lingüístico moravo”.
Estos intelectuales llegaron a Moravia y apreciaron los dialectos locales, así que tomaron la decisión de integrar unos elementos dialectales moravos en el checo estándar.
Aunque este grupo solía dividirse en muchos dialectos específicos para sendas regiones, hoy en día tiende a fusionarse en un interdialecto, llamado el hanaquiense común (en checo obecná hanáčtina).
En varios casos, la forma escrita del hanaquiense distingue entre las vocales abiertas y cerradas.
Se consideran los dialectos de transición entre el checo y el silesiano (más cercano al polaco).
Por tanto, se trata esencialmente de los dialectos bohemios estándares con elementos del moravo.
La iniciativa fue tomada por el Instituto de la lengua morava, una asociación privada, fundada por un lingüista aficionado, Jan Kozohorský.