La convocatoria y participación en la huelga general puede dirigirse exclusivamente a la clase trabajadora o ser más amplia y afectar a otros sectores y organizaciones sociales como estudiantes, parados o desempleados, jubilados, pudiendo recibir apoyo de sectores no tradicionales del movimiento obrero cuando las reivindicaciones afectan a todo el conjunto social: reconversiones económicas, reconversión industrial, deslocalización de empresas, depresiones, crisis económicas y financieras.[2][3][4] El primero en teorizar sobre la huelga general como arma política (la llamó la «gran vacación nacional», Gran National Holiday, o «gran día sagrado nacional», al descomponer la palabra holi-day, 'día sagrado') fue el obrero radical británico William Benbow en una obra publicada en 1832 con el título La gran vacación nacional y el congreso de las clases productoras, que pronto se convirtió en uno de los escritos más difundidos del primer socialismo inglés y en una obra de referencia para el movimiento cartista, en el que Benbow participó activamente.[5] A finales del siglo XIX, los movimientos obreros internacionales, de creciente influencia, defendieron la huelga general con fines industriales y políticos.Por lo general en Europa, durante el siglo XIX, la huelga general se usó para demandar derechos políticos (sufragio universal) o sociales (legislación social y la reconocimiento legal de las organizaciones obreras).Salvo en algunos negocios informales, su ausencia fue notable en calles, escuelas, oficinas, transporte, bancos, medios de comunicación y otros espacios.