[1][2] Las obras ligadas a la preparación de la Exposición Internacional de 1929, la construcción del metro, atrajeron a miles de inmigrantes a la ciudad que se quedaron en paro y sin recursos a raíz del inicio de la crisis económica derivada del crac del 29 y la inestabilidad política.
[3][4] La huelga se prolongó por ocho meses, durante los que se solapó con la Huelga de la Telefónica de 1931 y la Huelga general convocada por la CNT en septiembre, y tuvo su epicentro en las llamadas "Casas Baratas" del barrio del Bon Pastor, Can Peguera, Ferrer i Guardia y Barón de Viver.
[1]Con el final de la Exposición Universal la situación se deterioró todavía más, habiendo un fuerte aumento del paro y una hambruna, en un momento en que la única prestación pública eran los ayudas para la indigencia.
A pesar de las manifestaciones, el comité no logró ninguna respuesta, y la Cámara se opuso frontalmente a sus demandas contando con el apoyo del Gobierno.
[6]Los desahucios comenzaron a ejecutarse de forma más violenta, arrojando los muebles por las ventanas, y se encarceló al Comité de Defensa Económica al completo.
[1][5]No obstante, la huelga se alargó en diferentes zonas a lo largo de 1932 y se produjeron nuevas negociaciones con propietarios, manteniéndose de forma intermitente durante toda la República, y estando activas reivindicaciones relacionadas en la ciudad hasta 1942.
[11] En 2014 Manel Aisa Pàmpols publicó la primera monografía sobre la huelga, titulada La huelga de alquileres y el comité de defensa económica.