Horario de ferrocarril

Horario de ferrocarril o Tiempo ferroviario hace referencia a los horarios establecidos en las líneas de ferrocarril para estandarizar los usos de horario que tenían las diferentes ciudades y poblaciones que estas atravesaban al no haber una hora oficial determinada.

Hasta principios del siglo XX no se estableció una hora oficial en cada país.

Cada ciudad o territorio establecía la suya según sus necesidades y costumbres.

La experiencia inglesa fue copiada por otras compañías ferroviarias de Europa, Canadá, Estados Unidos[1]​ e India.

Esta ley estableció una hora única para toda la zona horaria de las islas británicas.

En Gran Bretaña había diferencias de hasta 20 minutos entre una ciudad y otra.

Se han publicado Almanaques que contienen las tablas y las instrucciones adjuntas a los relojes de sol para corregir las diferencias entre los equipos locales.

A principios del siglo XIX se desarrolló el telégrafo eléctrico que fue luego perfeccionado por William Fothergill Cooke y Charles Wheatstone.

[9]​ Esta misma tecnología se usó también en la India para sincronizar la hora de los ferrocarriles.

Los trabajadores que llevaban el convoy ajustaban sus relojes a la hora de Londres.

Estos relojes se adelantaban cinco minutos para, facilitar la llegada puntual de los viajeros.

[16]​ En Alemania, la estandarización horaria había comenzado a discutirse en la década de 1870.

Sin embargo, no fue hasta el 1 de abril de 1893 que el Imperio Alemán estableció una ley en la que se establecía una hora uniforme para todo el país, que debía usarse para regir la vida social y laboral, la "Ley con respecto a la introducción del tiempo de cómputo uniforme".

[20]​ El desarrollo del ferrocarril en Suecia se realizó inicialmente por promotores privados.

[27]​ En 1895 se impuso en Noruega una hora estándar para todo el territorio del país.

[28]​ Los numerosos accidentes que se iban produciendo en las líneas estadounidenses llevaron a la creación de la Convención General del Tiempo, un comité de las compañías ferroviarias para llegar a un acuerdo sobre la programación.

Aun así, algunas poblaciones se opusieron al cambio, como Indianápolis, que no entendía cómo se podría imponer la hora ferroviaria para las tareas cotidianas de sus ciudadanos.

En 1908 se volvió de nuevo a la hora coreana, que estaba referenciada a la GMT con un adelanto de ocho horas y 30 minutos, dos minutos más que la japonesa.

Las razones que avalaban esta decisión fueron, fundamentalmente, dos: la longitud de Madrás está aproximadamente a medio camino entre Calcuta y Bombay, y su observatorio fue el que estableció el patrón horario para sincronizar los relojes de las estaciones con un sistema similar al utilizado desde 1852 en el Reino Unido.

[33]​ La extensión del país, así como los sistemas políticos de autonomía que mantenían Bombay y Calcuta, impidió que se extendiera el horario único ferroviario a todo el país hasta bien entrado el siglo XX.

El reloj de la estación se convirtió en un elemento relevante que se destacó con la arquitectura de los diferentes edificios donde tomó un lugar privilegiado, llegando en algunos casos a ser monumental.

Esta costumbre, ya convertida en tradición, se mantiene en algunos lugares como en la estación Grand Central de Nueva York, donde los trenes siempre salen un minuto más tarde del que marca la hora oficial.

Los relojes situados en el vestíbulo y en los andenes de una estación están regidos por una misma maquinaria.

Reloj de estación en la estación londinense de Paddington
El reloj de The Exchange en Bristol conserva dos minuteros que marcan la hora local y la de Londres.
Estación de Éibar con el reloj como elemento principal de su fachada. Construida en el año 1909.