[5] Poco después se proclamó la dictadura rea, durante la que la Guardia sufrió una dura persecución.
[8] A las categorías primera y tercera, las más numerosas, se les aplicaron una amplia lista de prohibiciones que incluían la imposibilidad de trabajar para el Estado, desarrollar una carrera militar, comprar propiedades o dedicarse a ciertas profesiones.
[6] El general deseaba eliminar la influencia económica judía —y extranjera—[12] y sustituirla por una clase media cristiana, mientras que la Guardia aprovechó la ocasión para dar rienda suelta a su violento[13] antisemitismo.
[12][13] Estas leyes impidieron que los judíos tuviesen propiedades en el campo y, junto con su deportación a las ciudades, los expulsó del agro.
[15] La dictadura prohibió asimismo los matrimonios de judíos con otros rumanos y la conversión al cristianismo.
[19] Las atroces condiciones en las que se mantuvo a estas personas y las numerosas matanzas causaron miles de víctimas.
[1] El resto, unos ciento cincuenta mil, había sido expulsado a Trasnistria, donde solo sobrevivió un tercio de ellos.
[1] En Odesa, se produjo una gran matanza en octubre de 1941, como respuesta a la voladura soviética del cuartel general rumano en la ciudad.
[21] Los deportados se hallaban recluidos en tres campos a orillas del Bug: Bogdanovca, Domanovca y Acmecetca.
[22] El primero lo formaban los cuarenta establos del antiguo sovjoz local repartidos en un kilómetro cuadrado, en el que se hacinaban unos cuarenta y ocho mil judíos, la mayoría de Odesa, salvo unos siete mil, que provenían del sur de Besarabia.
[22] En Acmecetca, situado a medio camino entre los dos campos anteriores y formado por cuatro pocilgas y un largo almacén sin puertas ni ventanas donde se colocó a los niños encerrados sin sus padres, se encontraban otros cuatro mil presos, aquellos considerados incapaces de trabajar.
[23] La matanza continuó hasta la noche del 24 de diciembre, cuando se detuvo para que los perpetradores pudiesen celebrar la Navidad.
[23] Este grupo trabajo hasta la extenuación durante dos meses, enero y febrero, para incinerar los cadáveres de los judíos asesinados.
[25] Los supervivientes entre los doce y los sesenta años quedaban obligados a trabajar para el Ejército rumano en sus especialidades u oficios.
[25] El régimen no participó, sin embargo, en las deportaciones masivas a los campos de exterminio en la Polonia ocupada.
[29] Para entonces, sin embargo, el Gobierno rumano había decidido anular las deportaciones, que no tuvieron lugar.
[30] El mismo mes, Antonescu propuso un plan para facilitar la emigración a Palestina de ochenta mil judíos, al que los alemanes se opusieron.
[34] Las matanzas que sufrieron en la Transnistria bajo administración rumana se extendieron también a la población judía local.